Florencia Borelli: “Intento llevar de la misma manera el éxito que el fracaso”

Un año después de editada esta nota, en el Sudamericano de Lima (del 24 al 26 de mayo de 2019), Florencia Borelli se adueñó de la medalla dorada en los 5.000m (15:42) arrebatándole el récord argentino a Rosa Godoy, revalidando su boleto a los Panamericanos de esa misma ciudad y reclamando su lugar en el Mundial de Atletismo de Doha, Qatar. Eso sí: a Borelli los resultados no la cambiarán. Corre por mucho más que eso. De todos esos motivos que la llevan una y otra vez a superarse, habló en esta entrevista que le hicimos en marzo de 2018.


 

Es un día que podría ser cualquier día en la vida de Florencia Borelli. Es julio, hace frío, está corriendo diez kilómetros en Buenos Aires, una carrera que previsiblemente le podía ser favorable. Pero no. Se siente mal, sus piernas no responden. Se acuerda del último libro que leyó, una biografía de Frida Kahlo, su musa inspiradora para realizar todo eso que en su universo es posible y por todo lo que la conocemos. Entonces, es la última vez que Florencia se retorcerá en esa sensación. Aprieta los dientes, mira hacia adelante y, como le enseñó Frida, aplica la tolerancia al dolor. No importa el resultado, si ganó o no, tampoco el día y menos el tiempo. Deja todo.

12 de marzo de 2018, Cachi. Flor Borelli acaba de tirar tres pasadas de mil metros, y cinco por cuatrocientos a un ritmo demencial. Acá el tiempo importa un poco más: 3:09, 3:06 y 3:03 para las de mil, 1:10 en promedio para las de cuatrocientos. Como gira en la pista en su día 18 en Cachi, el paraíso en altitud (2300 SNM) para cualquier fondista, es como girará esta entrevista. Flor me recibe en su teléfono. A ella la recibirá el Mundial de Medio Maratón de Valencia, el 24 de marzo, donde -aunque no me lo diga- buscará quebrar su propio récord en la distancia, que además es plusmarca nacional.

“Esta es la décima vez que vengo a Cachi, ya estoy bastante acostumbrada aunque los primeros días en la altura siempre cuestan”, dice la marplatense de 25 años que ante todo se define como “La mamá de Milo” y que entre sus logros más importantes cuentan una medalla de Plata en un Iberoamericano (En 5000m, con 16m28s), una victoria en el medio maratón de mujeres de San Francisco y muchos podios en el plano nacional con récords incluidos. La entrevista toma otros caminos y entonces le hablo de esa capacidad de resiliencia, de su predisposición a aguantar y superar el dolor que veo en ella cada vez que habla pero sobre todo, cada vez que corre, lo que mejor sabe hacer. Le pregunto si la vulnerabilidad la ha hecho más fuerte: “En mi vida tuve momentos duros pero también mi mamá me crió con mucha libertad. Tuve mucha falta de apoyo, problemas económicos, creo que eso te prepara para vivir de otra manera. Cuando uno pasa esos momentos después, todo sale.”, dice en referencia a otra de sus referentes: mamá Roxy (de papá Saul, triatleta, adquirió los genes).

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Florencia Borelli ganó el medio maratón de San Francisco en 2013 (1:18:22) y un año después, a los 21, ganaba lo mejor que le pasó en la vida, su hijo Milo. Antes del turno de la tarde, es bueno recordar ambos momentos. “En referencia a lo que te dije antes, Milo me hizo más fuerte. Lo tuve a los 21 años, sabía cosas de la vida pero con él aprendí a disfrutar sin tener nada más. Sufrí muchísimo en el parto y eso definitivamente me marcó. Cada vez que sufro en unas series pienso que más sufrimiento físico que ese no va a haber, y todo se me pasa. Tengo la vara más alta del dolor. Siempre fui super exigente conmigo misma, siendo mamá más aún todavía. Eso me ayuda a ir más rápido. Vivo de esto, soy el sostén de Milo. También corro por mi hijo.”

Reconoce con orgullo que además de cambiarle la vida a ella, Milo se la cambió también a Facundo, su marido, con quien comparte una hermosa pareja. “Él me banca en todas, tengo todo su apoyo. Con Facu nos conocimos y a los tres meses quedé embarazada, nos conocimos siendo padres. Tenemos una relación de mucha igualdad, no tengo que decirle nada, ni él a mí. Hacemos todo los dos, nos complementamos todo el tiempo. ¡Somos un equipo!” Y cuenta entre risas una anécdota en Mar del Plata: “Cuando nos conocimos por primera vez me preguntó que hacía, yo estaba todo el día con ropa deportiva. Yo le dije que caminaba por la playa”. Esa anécdota marca otra de las cualidades de Florencia: la simpleza. “Soy lo menos materialista con mi hijo, a él le gustan los juguetes pero me parece muy loco que juegan con la caja antes que con el juguete. Yo estaba pendiente de otras cosas y con él aprendí a disfrutar la vida. Adquirí paciencia, mucho amor”.

Volviendo al tema de San Francisco, hablamos sobre el impacto mediático que tuvo esa carrera no solo dentro del running, que empezaba a sentar sus sólidas bases de crecimiento, sino para el deporte argentino. “Tenía cero expectativa, debutaba en la distancia, con muchas chicas que eran consagradas en Estados Unidos. Recuerdo que había una curva y llegabas, cuando entré no entendía nada, me di cuenta cuando crucé la meta y vi a Leo (Malgor, su entrenador) llorando. Me sorprendió el impacto que tuvo, no pensé que iba a tener tanta repercusión.” Automáticamente eso nos da pie para charlar sobre cómo maneja las presiones Florencia Borelli en su carrera deportiva: No tengo nada que perder, eso me alivia las presiones. Eso ayuda a que pueda rendir bien, no somos máquinas, somos seres humanos, nos podemos preparar de la mejor manera pero ese día puede pasar algo, te levantaste mal, tuviste una mala semana y chau. Intento llevar de la misma manera manera el éxito y el fracaso, que ninguno de los dos me modifiquen.”

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Florencia Borelli, durante el medio maratón de Buenos Aires

En 2017, en el medio maratón de Buenos Aires, Florencia Borelli quebró el récord nacional en 21 kilómetros que estaba en manos de Rosa Godoy y se quedó con la prueba cronometrando 1:11:57, lo que le valió también el ticket para Valencia. “En -el medio maratón- de Nueva York me había quedado la espina, fue duro. Buenos Aires también fue raro, había mucha humedad. Estaba con Daniel Diaz y él me dijo: ‘Flor, andá a buscar la clasificación y no el tiempo’. Por suerte se dieron ambas cosas”, reconoce entre risas, aliviada. “Está bueno creer en uno mismo, hay que arriesgar”. Cuenta también que no estudia a sus rivales y aunque sabe quienes son, no se centra en otros detalles. Sale a correr su carrera y no la de las demás. En su preparación, dos de los responsables de los avances de Borelli son sus entrenadores Leonardo Malgor y Daniel Díaz. Sobre el primero, reconoce que “A veces podemos tener diferencias, pero siempre las superamos. Con Leo crecimos juntos, yo como atleta y él como entrenador. Fue quien me inició en todo esto a los nueve años, siempre le voy a estar agradecida”.

La entrevista continúa entre los objetivos deportivos y lo más importante, su persona. Es inevitable seguir hablando de su fuerte personalidad y qué espera para su vida en los próximos años. Ambas cuestiones conviven armoniosamente en la vida de Florencia. “Para mí lo más importante es mi libertad, mi integridad. Soy super tranquila y también tengo carácter, nadie me impone nada. Mi mamá me crió así, muy libre, me enseñó a leerme por mí misma. Eso es más importante. ¿Correr? Siempre habrá alguien que corra mejor que yo”. El feminismo es un tema a tocar en la nota y Flor no tiene dudas al respecto: Soy súper feminista, le enseño a mi hijo muchos valores de igualdad. Antes el hombre cobraba más premios, pero eso hoy está cambiando. Todavía hay carreras que pagan más al hombre, pero yo simplemente he dejado de ir a esas carreras.”

 

El 24 de marzo, en Valencia, se disputará el mundial de medio maratón. En la lista de salida figura una constelación de estrellas de la que Florencia Borelli será parte. “Correr al lado de fondistas como Jordan Hasay o Jocyciline Jepkosgei sin dudas será único, voy a disfrutarlo al máximo”. Por esa ansiedad que nos caracteriza a los seres humanos, frente a su tranquilidad, le pregunto sobre Tokio y me sorprendo. “Soy una atleta no tradicional, me gustaría correr en los Juegos Olímpicos, pero tengo otras prioridades, Tokio no me quita el sueño. Me gustaría llegar muy bien, no sólo por participar. Soy muy exigente. Es muy personal, me parecen super válidas otras formas, pero yo soy así. No me molestaría no ir, me gustaría más dejar récords, dejar buenas actuaciones, y para eso hace falta seguir planificando bien”. Y aporta un manto de misterio sobre la distancia de cara a Japón: “No sabemos si vamos a centrarnos en diez mil metros o en maratón, están ambas posibilidades”.

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Flor Borelli entrenando junto a otra atleta del Malgor Track and Field, Micaela Levaggi.

Mariana, su melliza, la gran atleta marplantense de medio fondo y pilar fundamental de Florencia, la interrumpe para decirle que es hora de ir por diez kilómetros. “Siento -y le digo- que también corro por ella, que es muy importante en mi vida, como mamá pero también porque me ayuda mucho a crecer profesionalmente. Nos reímos porque yo le digo que es ‘Mi fan número 1’.

En mayo, después de Valencia, Florencia Borelli dice que con el equipo “Tenemos ganas de competir en un buen diez mil a Estados Unidos, y después el Iberoamericano. En julio vamos cuarenta días en España, esperemos que con la familia”. En Mar del Plata, en Cachi, en Valencia, en Estados Unidos o donde sea, Florencia seguirá siendo ella misma: la mamá de Milo, la adicta incondicional a los libros de Frida Kahlo, la esposa y compañera de equipo de Facundo. Una mujer libre y madura. 

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Junto a Daniel Diaz, uno de sus entrenadores, en Cachi

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