El 30 de junio Kylian Mbappé se escapaba de Mascherano y encaraba, con picos de más de treinta kilómetros por hora, a Marcos Rojo. El iraní Alireza Faghani pitaba penal y Griezzman convertía el 1-0 con que Francia eliminaba a Argentina del Mundial de Rusia. En otro lado del planeta, mientras tanto, Romina Biagoli y Luciano Taccone, uno de los representantes olímpicos argentinos en Río 2016, entre otros atletas de la disciplina del triatlón, recibían la noticia de la quita de la beca por parte del Enard, en una decisión unilateral basada en criterios un tanto confusos. Mbappé, uno de los futbolistas más veloces del mundo, es considerado por muchos como el nuevo Messi, un fenómeno capaz de alcanzar velocidades abismales con la pelota. También, y trazando paralelismos con nuestro país, es uno más de los cientos deportistas de elite franceses que mes a mes reciben apoyo del estado para triunfar en cada una de sus disciplinas. La política deportiva, que acaba de lograr los Juegos de París 2024, va de la mano con el esfuerzo de sus deportistas.
Mbappé, sin embargo, no necesita de ese apoyo estatal para triunfar: su contrato de millones con el PSG y las ganancias que explota con su imagen a través de su principal sponsor, Nike, contrastan con el resto. Los otros, los que no son Mbappé pero sienten La Marsellesa como él, progresan cada uno en su ámbito, algunos más, otros menos, pero con cierta comodidad en una estructura que su sustenta gracias al aporte del Estado. Por ejemplo, Renauld Lavillenie, récord del mundo en salto con garrocha, campeón mundial y olímpico, uno de los más exitosos atletas de ese país. Taccone, campeón panamericano de triatlón, y Biagoli, su pareja y una de las mayores promesas en el triatlón (su hermana Cecilia es olímpica en aguas abiertas), tienen escaso apoyo de las marcas y desde finales de junio, nada del estado.
En el costado más odioso de la comparación, con 395 atletas participando, Francia cosechó, en los Juegos Olímpicos de Río de 2016, 42 medallas y obtuvo el séptimo puesto en el medallero igualando su mejor actuación en Pekín 2008. Argentina, por su parte, compitió con 213 deportistas, su delegación más numerosa, y obtuvo cuatro medallas en total, tres oros y una plata para lograr un puesto 27º en el medallero. Si bien no hay punto de semejanza en cuanto al desempeño, desde Londres nuestro país crece en representación y a base de mucho esfuerzo y sacrificio por parte del deportista, acumula experiencias y chances de meterse en los primeros planos de las citas olímpicas y mundialistas. Mención aparte para los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, la primera cita olímpica de la historia de nuestro país.
Por mencionar sólo un ejemplo de lo anterior está el caso de Belen Casetta, que en Río 2016 quedó afuera de la final en tres mil con obstáculos pero que en la pista del estadio Queen Elizabeth, en el Mundial de Atletismo de la IAAF, se metió entre las finalistas. El Enard, el sistema de becas del estado que recaudaba fondos de impuestos a la telefonía celular (un 1%), actualmente si bien continúa contribuyendo a los deportistas mediante un sistema de becas, también posee incógnitas, ya que se decidió dar marcha atrás con ese impuesto. Luciano Taccone (29), uno de esos 213 deportistas en Río, fue despojado de esa beca aun cuando tenía pre aprobada una gira europea en plena preparación para Tokio. Mientras peligra la posibilidad de que esa consistencia lograda en Río y plasmada, por ejemplo, en los juegos suramericanos de Cochabamba se diluya, tanto Luciano Taccone como su pareja Romina Biagoli, a punto de embarcar a Lima para participar de la Copa Continental, Luciano Taccone responde algunas preguntas para Fartlek.
¿En qué están actualmente? ¿Cuáles son los próximos objetivos a mediano y a largo plazo?
Luciano Taccone: Estamos en Cuenca, Ecuador, nos vamos a Lima a correr la Copa Continental de la ITU (International Triathlon Union, por sus siglas en inglés), es una carrera que da puntos para el ranking mundial de triatlón. Como desde el Enard no nos bancaron la gira europea post Panamericano, tuvimos que cambiar de planes. En el Panamericano de Brasil quedé quinto, ambos ganamos el Sudamericano, Romina hizo una buena carrera en la copa mundo de Mexico y a mí me fue mal. Para el Enard, nada de eso fue suficiente. Buscamos la plaza olímpica por nueva bandera, no descuidar el ranking ITU, como también hacer Copas Mundos para intentar clasificar por ranking olímpico. Después, Romi se va a Canadá a correr dos copas más, yo me voy a Europa, también por dos, a Lausana y Carlo Di Bari. Tenemos que revisar el calendario, pero la idea es hacer tres copas más cada uno.

La noticia de la quita de la beca les llegó en pleno mundial de Rusia, a pesar de que la atención estaba centrada ahí, se armó un revuelo importante. ¿Podrían explicar qué pasó con el Enard?
El reglamento de obtención de becas del Enard es claro. Yo obtuve la beca por haber ganado el Panamericano de Triatlón en Buenos Aires, en 2016, y Romina Biagoli por haber quedado tercera. Ambos contábamos con la beca por dos años. En diciembre de 2016, el Enard hizo una nota donde nos comunicaban que teníamos la beca hasta diciembre de 2018, con posibilidad de revisar los resultados. Sabíamos que si no hacíamos podio en este Panamericano (disputado el 23-24 de junio pasado, en Brasilia), había posibilidades concretas de que nos la disminuyan o hasta que nos la saquen. Pero como ambos ganamos el Sudamericano de Montevideo, nos correspondía la beca sudamericana. En mi caso, sí me la dieron, me la recategorizaron no cumpliendo con la carta del metodólogo del Enard Ricardo Río, que nos garantizaba la beca hasta este año. En el caso de Romina, no se lo contabilizaron porque no había cinco países en la línea de largada, había cuatro. Ella se quedó sin beca, el reglamento del Enard dice que puede presentar un resultado equivalente, nosotros pedimos una carrera que sea equivalente y ella todavía no recibió respuesta. Quedarse sin esa beca es duro, vivimos de esto, es nuestro trabajo. Planificamos todo este año en base al apoyo que creíamos que teníamos, en base a la gira que nos habían preaprobado a comienzos de año y sobre todo a la carta que nos garantizaba que contaríamos con la beca hasta diciembre de 2018.
Luego de la quita de la beca para Romina Biagoli, ¿Se comunicaron desde el Enard o la Secretaría de Deportes de la Nación?
Del Enard sólo se comunicaron por mail para enviar la notificación donde decía la recategorización de beca en mi caso. A Romina le comunicaron también por mail que le quitaban la beca y que la obra social se la mantenían sólo hasta septiembre de 2018. Nuestras federaciones, que son las encargadas de pelear esto, no sabemos si no tienen respuesta del Enard o cómo viene la mano.

Parece una paradoja que después de la delegación nutrida en Río, de Buenos Aires YOG 2018, las becas no aumenten y encima peligren. ¿Creen que está en riesgo el apoyo del estado al deporte?
Ambos creemos que el Enard había sido un paso adelante, un paso importante para la mejora del deporte nacional en general, pero que en estos últimos años creo que políticamente ha habido cambios en ese aspecto. Ya el hecho de que no siga recibiendo el 1% de la factura de telefonía para solventar los apoyos y que ahora pase a depender del gobierno de turno, eso ya es un cambio que demuestra hacia dónde va todo. Quieren que el Enard se encargue del altísimo rendimiento y deportistas que quizás estamos en un nivel sudamericano o panamericano, empezamos a perder apoyo nuevamente. Creo que estamos volviendo a lo de antes, cada uno tiene que hacer su camino y cuando se logran resultados importantes, recién ahí empieza a haber apoyo. Creemos que tiene que ser al revés, deportistas con proyección tienen que recibir ese apoyo para lograr llegar a ese alto rendimiento que plantea el Enard. El triatlón, es caro, pero hablamos en general de cosas como la alimentación, masajes, tratamientos, es un presupuesto grande el que se necesita y para chicos con proyección que recién comienzan es cada vez más difícil.
Luciano, fuiste olímpico en Río y ya tenes un prestigio importante como triatleta, ¿Sentiste mucha impotencia en ese momento? ¿Cómo ves la actualidad del deporte argentino en relación a los ciclos olímpicos?
La impotencia viene por el lado de que no estarían respetando lo que nos habían dicho, teníamos la beca hasta diciembre, planificamos en base a eso. Sabía que si no obtenía el podio en el Panamericano no iba a tener la misma beca en 2019, pero no pensé en perder algo que nos habían garantizado en 2018. Cuando no están claras las reglas, o cuando uno cree que están y las cambian, uno siente impotencia. Al mismo tiempo creo que el sistema de becas del Enard no es justo, ser atleta olímpico para ellos no significa nada, si no haces podio en un suda o panamericano perdes el apoyo. Veo complicada esta política deportiva. Para nuestro deporte, si no competís en mínimos doce carreras al año por todo el mundo no tenés chance de clasificar, entonces el apoyo es clave. Estamos buscando nuevos sponsors, tenemos algunos que nos ayudan, se requiere de un presupuesto importante y seguimos buscando apoyo privado para poder solventar esos gastos.

Diego Gusmán, jefe de la misión argentina en los Juegos Suramericanos de Cochabamba, dijo que los atletas “siempre necesitan pero que tienen que dar más”. ¿Qué le responden?
El deportista argentino hace esto por amor al deporte, nunca vamos a hacer una diferencia económica, lo que uno más quiere es dejar bien alto al país. Si exigimos, es para buscar mejores resultados. Nosotros viajamos sólo con un entrenador, olvidate de tener un masajista o un médico. En mi caso, ni cuando fui a Rio pude llevar mediante el apoyo estatal a mi entrenador, le tuve que pagar yo el pasaje. Quiero pensar que cuando uno escucha cosas como las que dijo Gusmán, no sabe a qué se refiere.
Vamos a la preparación: ¿Cómo es un día en la vida de ustedes?
Un día común nuestro está siempre dedicado al entrenamiento. Hacemos todo pensando en el tria, ya sea el descanso, la recuperación. Arrancamos nadando, después pueden tocar una de ciclismo y una de pedestrismo. Siempre son mínimo dos turnos, somos bastante responsable en cuanto a lo que comemos. Cuidamos los alimentos que consumimos. Hay que competir mucho y hay que viajar mucho, las temporadas argentinas y europeas no coinciden, así que hay que correr ambas temporadas. Es difícil organizarse para rendir lo mejor posible. Cuando tengo tiempo libre aprovecho para descansar con Romi, familia o amigos. Disfruto especialmente de una buena comida.
La cuenta regresiva para Japón ya empezó, ¿Cuáles son los próximos pasos para clasificarse?
Para clasificar a Tokio tenemos dos caminos, por ranking olímpico, que es nuestro principal objetivo. Para ello la clasificación empezó en mayo de este año, se divide en dos períodos, de mayo a mayo. Se puede sumar un máximo de seis carreras, lo que cuentan son los campeonatos mundiales y las series mundo. Otra opción es el oro en los Panamericanos 2019 y por último hay una plaza que se llama nueva bandera que consiste en que el mejor rankeado en ITU de cada continente clasifica, una opción que vemos viable también. Ojalá podamos salir adelante, representar a nuestro país es lo que más amamos.