La noticia de mayor impacto de este domingo fueron las 2:19:12 de Keira D’Amato, que le permitieron bajar el mejor tiempo hecho por una estadounidense en el maratón y conseguir la nueva plusmarca nacional. Del lugar más alto bajó a Deena Kastor, una absoluta leyenda de la distancia en Estados Unidos, que había marcado 2:19:36 en el maratón de Londres de 2007. D’Amato mejoró cuatro minutos su mejor registro en maratón, que estaba en 2:22:56, y su progresión en la distancia ha sido inexpugnable y un caso fascinante que sacude las estructuras de lo que normalmente podría considerarse una carrera de un atleta de elite. D’Amato, que tiene 37 años de los cuales más de siete pasó sin correrlos al menos en el alto rendimiento, fue una prometedora corredora universitaria (su mejor resultado fue un sexto puesto en los cross de la NCAA de 2005, superando entre otras a Molly Huddle). Sólo en el 2017, su mejor registro en la distancia había sido de 3:14:54 en Virginia, luego de esos siete años de parate en los que se dedicó a criar a sus hijos (su esposo fue enviado a la Marina Norteamericana). Antes de la pandemia, su PB en maratón era de 2:47 y su status como corredora, la de una aficionada. En 2020, en Arizona y en el marco del Marathon Project, ya había ejecutado su mejor marca hasta ayer. No es todo: Keira no vive a tiempo completo del atletismo y no fue hasta febrero de 2021 que firmó un contrato como profesional con Nike. Antes de eso, y según ella misma decía en esta nota, no quería firmar con nadie para no atarse a una responsabilidad mayor cuando en realidad no solo tenía que convivir con los bienes raíces, su profesión, sino también con la crianza de sus dos hijos junto a su marido.

Cuando parecía una firme candidata en los trials olímpicos de Eugene, el año pasado, una lesión en el tendón de la corva frustró sus planes inmediatos y obligó a reprogramar sus apariciones hasta Chicago, en octubre, en donde fue cuarta con 2:27 unas semanas antes de meter la cuarta mejor marca en medio maratón con 1:07:55 en los campeonatos nacionales. D’Amato es el ejemplo perfecto de que el perfeccionamiento y la especialización en edades tempranas no siempre es un éxito incontrastable. Los vaivenes de su carrera, sus obligaciones como madre y su trabajo part time pueden haber mermado su rendimiento en el corto plazo, pero pueden haberla ayudado física y mentalmente para una segunda oportunidad en su carrera, y vaya qué oportunidad.

La victoria y el récord norteamericano de Keira D’Amato son también un ejemplo de voluntad y determinación. Incluso semanas antes de la carrera ya se había pronunciado sobre la posibilidad de ir por el récord de Kastor. Más allá de los dichos, Keira fue a los hechos, y como se puede ver en su cuenta de Strava, cada entrenamiento ratificaba sus intenciones y las volvía más serias. Esta entrevista que le dio a John Gault de Let’s Run la semana pasada pudo ser premonitorio sobre lo que vendría. El paso de D’Amato fue de 32:45 para los 10 kilómetros, de 49:14 para los 15k y de 1:09:40 para el medio maratón, siempre acompañada de Calum Neff, una de sus liebres. Para la marca de los 30k de 1:39:14 el récord peligró, sin embargo Keira se recuperó para las 2:19:12 finales (se puede ver el detalle de la actividad en la imagen de abajo y en este enlace). Las debutantes en maratón, la británica Alice Wright y la estadounidense Maggie Montoya, llegaron segunda y tercera respectivamente, con 2:29.

Opinión: Keira D’Amato, el ¿nuevo paradigma en el deporte de elite?
La pregunta que surge de la impactante actuación de Keira D’Amato del domingo, fruto a su vez de una progresión descomunal en el último año, es si estamos ante un nuevo paradigma del deporte de elite, en el que una corredora aparentemente aficionada como ella, romantizada por la suma de los factores (su condición de madre, su trabajo como agente de bienes raíces y su edad de 37 años), consigue escalar hasta convertirse en la más rápida de la historia de su país en maratón. El mensaje que arroja su actuación es inspirador: ella misma dijo que lo mejor de su récord era que sabía que varias chicas lo habían visto, y que “estaré allí para animarlas a hacerlo”, aunque no por eso tiene que ser tomado con cautela. Keira D’Amato no es y nunca fue una atleta aficionada, todo lo contrario. En la universidad fue una destacada atleta de la NCAA compitiendo frente a varias de las mejores de su tiempo y que luego triunfaron en la arena, como Molly Huddle o Shannon Rowbury. El hecho de que las lesiones la hayan afectado seriamente y que haya tomado distancia del atletismo por siete años no la jubila automáticamente, es simplemente un descanso. Sus entrenamientos en los últimos tres años han sido muy duros y especialmente el último es una muestra de ello, algo que por suerte está documentado y visible en su perfil de Strava. Creo que en la euforia puede confundirse todo eso con esa misma excitación de creer que de manera mágica cualquier corredor aficionado puede lograr lo que ella logró. Hay otro mensaje subyacente en su performance, que tiene una connotación positiva sin peros: con descanso, una mentalidad de dominio y trabajo duro, cualquiera de nosotros si puede, con seguridad, empujar el cuerpo y la mente hacia los límites más insondables para lograr nuestra mejor versión, algo que hizo Keira hizo una vez más.
